El 19 de agosto de 1948, durante el gobierno de Juan Domingo Perón. se crea a través de la Ley 13.229 la Universidad Obrera Nacional (UON). Su nacimiento estuvo signado por la adhesión a un proyecto de Nación que priorizaba la inclusión de la clase trabajadora en la educación superior, con el objetivo de acompañar un modelo de industrialización del país. El 19 de agosto de 1948, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, se crea a través de la Ley 13.229 la Universidad Obrera Nacional (UON). Su nacimiento estuvo signado por la adhesión a un proyecto de nación que priorizaba la inclusión de la clase trabajadora en la educación superior, con el objetivo de acompañar un modelo de industrialización del país. Su antecedente más inmediato fue la gesta de los Ciclos de Formación Técnica de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP).

La UON ofrecía programas de formación y de desarrollo de habilidades técnico-profesionales que la pujante industria nacional requería. Con esa particular impronta fue consolidándose como un símbolo de inclusión y justicia social.

El 16 de septiembre de 1955, el golpe de Estado autoproclamado "Revolución Libertadora" inició un proceso signado por dieciocho años de proscripción peronista y por la imposibilidad de realizar elecciones verdaderamente libres. Se eliminaron simbologías alusivas y se suprimieron políticas educativas desarrolladas en el período anterior. En ese contexto, la UON se convirtió en un foco de ataque del plan dictatorial que fue resistido, sin embargo, por una férrea organización estudiantil.

El 14 de octubre de 1959, durante el gobierno de Frondizi, se sancionó la Ley N°14.855 y la Universidad Obrera pasó a denominarse Universidad Tecnológica Nacional. En esta etapa, con nuevo nombre y redefinición de su misión, la Universidad siguió emparentada al desarrollo nacional. Se crearon nuevas facultades regionales ampliando y democratizando la oferta educativa.

En 1962 se llevó adelante la primera Asamblea Universitaria en la UTN. Fueron años de crecimiento y expansión, pero también de resistencia social. Nuevas interrupciones a la vida democrática de la Argentina llegarían pronto. Un nuevo golpe de Estado en 1966, conocido como “Revolución Argentina”, pondría otra vez a las universidades nacionales en el centro de los ataques de las políticas dictatoriales.

Hacia 1975, se habían creado en la UTN 9 unidades académicas: Concepción del Uruguay, General Pacheco, Haedo, Paraná, San Francisco, San Rafael, Trenque Lauquen, Venado Tuerto y Villa María, que se sumaban a las ya existentes dependencias de Avellaneda, Bahía Blanca, Córdoba, La Plata, Mendoza, Rosario, San Nicolas, Santa Fe y Tucumán. Hacia 1975, se habían creado en la UTN 9 unidades académicas: Concepción del Uruguay, General Pacheco, Haedo, Paraná, San Francisco, San Rafael, Trenque Lauquen, Venado Tuerto y Villa María, que se sumaban a las ya existentes dependencias de Avellaneda, Bahía Blanca, Córdoba, La Plata, Mendoza, Rosario, San Nicolas, Santa Fe y Tucumán.

Un año después iniciaba en la Argentina la dictadura cívico militar más sangrienta de su historia. El espionaje, el seguimiento, el registro y el análisis de la información para la persecución política e ideológica fueron parte de un plan sistemático de violación de los derechos humanos, tortura y desaparición de personas perpetrado en nuestro país desde 1976 y hasta 1983.

Durante el último golpe de Estado se implementaron medidas que transformaron sustancialmente la economía argentina y que implicaron la aniquilación del modelo de acumulación productivo vigente. La desarticulación del intervencionismo económico y del aparato estatal se enlazó con una reestructuración integral de la sociedad, la política y la cultura, a través de un plan sistemático de violación de derechos humanos, tortura y desaparición de personas.

En la UTN, el sistema de horror impuesto hizo que miles de estudiantes, docentes, nodocentes, científicas y científicos sufrieran persecuciones y se les obligara al exilio. Aquella sangrienta dictadura extiende sus nefastas consecuencias hasta nuestros días. Aún desconocemos el paradero de miles de compatriotas y más de 300 personas continúan privadas de su identidad.

Con el retorno definitivo de la democracia, en 1983, la UTN se erige como una institución educativa signada por la inclusión y la diversidad, que goza de amplio consenso y respeto social, por su contribución al desarrollo nacional y a la formación profesional tecnológica.

A lo largo de un convulsionado siglo XX, la universidad pública ha enfrentado políticas de ajuste e intentos de arancelamiento. Con continuidades, rupturas y desafíos, la UTN posee un rol privilegiado en la construcción de una Nación soberana, justa y equitativa.